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El cuento del duende y el hada

Foto del escritor: Profes de la OEBProfes de la OEB

Actualizado: 5 abr 2020

Música y movimiento: los niños escuchaban con Sonia una historia sobre un duende y un hada del bosque...

Ahora podrás escuchar el cuento de nuevo porque alguien te lo contará. En el cuento aparecen tres obras clásicas que necesitáis poner mientras contáis el cuento.

Cuando empieza el tema se empieza a contar el cuento, muy despacio, haciendo muchos descansos para escuchar la música, (y asegurarse de que el niño está escuchándola) mientras, se hace el teatro de lo que ocurre. El cuento se puede inventar o contar sin leer, de forma libre. La música será el hilo conductor e irá guiando la historia. Hay dos personajes, cada uno está representado por un instrumento. Los dos personajes juntos están relacionados con otro instrumento.

Comenzamos:

Había una vez un duende que vivía en un bosque.

Allí pasaba toooodo el tiempo, él, solo. Para entretenerse le gustaba saltar de rama en rama (simular que nos colgamos en una rama, luego en otra..., escuchamos la música). Por las tardes jugaba siempre a colgarse, se quedaba un rato balanceándose, otro impulso, ¡¡¡iiuuum!!! y se colgaba en otra más arriba. El duende tocaba la flauta travesera, así que podía tocar cuando paraba, luego jugaba a saltar y colgarse entre las ramas, paraba, tocaba, guardaba la flauta en su bolsillo...

Un día, subiendo por las ramas, se colgó en una, arriba, arriba del todo en el bosque, allí se quedó balanceándose y con el movimiento (pausa) se quedó (pausa) dooormidooo.


Lejos de aquel bosque, lejos, vivía un hada. El hada, como las hadas, tenía alas, y ¡tocaba el ARPA!

Como podía volar, tocaba y volaba, volaba y tocaba, e iba de árbol en árbol. Le gustaba tanto tocar el arpa que a veces se quedaba ensimismada (muy concentrada) tocando, hasta cerraba los ojos y escuchaba su música mientras revoloteaba por el bosque, de árbol en árbol (descanso, escucha)…

Una tarde había mucho viento, el hada tocaba y tocaba, y volaba y volaba, entonces comenzó a alejarse tanto, taaaanto, que cuando abrió los ojos, apareció en otro lugar muy diferente... ¡¡¡Otro bosque!!! Sin preocuparse mucho siguió saltando entre las ramas, cuando de repente, ¡ZAS! vio, ¿a quién vio, ahí, dormido, en la rama más alta del bosque? Ahí arriba el hada siguió tocando, volvió a quedarse tan concentrada, tocaba más fuerte y más fuerte...hasta que ¡despertó al duendecillo! (coincide con un golpe de percusión fuerte si el cuento sucede despacio: minuto 3´34").


- ¿Quién eres tú? Y, ¿Qué haces aquí? ¿en mi bosque?

El hada salió volando, escapando del duende. El duende comenzó a seguir al hada, (la música presenta tensión y misterio). Empezó entonces la persecución, que poco a poco se fue convirtiendo en un juego (uno mayor se desplaza por el espacio y se esconde y el niño corre detrás de él, imitando, hasta que de nuevo se mueve uno y el otro le persigue pero sin cogerle, intentando buscar este juego con la música, la persecución que se corresponde con la repetición de fragmentos, existe un juego de imitación con la música, en la repetición hay ligeros cambios).

Después de la persecución y el juego... El duende y el hada acordaron ser amigos y permanecer juntos, compartiendo los dos bosques. Lo que más les gustaba era bailar, tocar y saltar entre los árboles…

El hada y el duende estuvieron bailando y disfrutaron juntos durante mucho tiempo con la música en el bosque.


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